Entradas

El naufragio del Doña Paz, el mayor en número de víctimas en tiempo de paz.

Imagen
Hace ya algún tiempo, cuando aún me movía por twitter - mordor, hice un hilo sobre el mayor naufragio de la historia por número de víctimas, el del Wilhelm Gustloff.   Siempre me ha resultado curioso que todo el mundo conociese el caso del titanic, y casi nadie el de otros naufragios mucho peores. El del Titanic ni siquiera fue uno de los 20 más mortíferos de la historia (fue el 21). Si tenemos en cuenta únicamente los naufragios sucedidos en tiempo de paz, sin acciones de guerra de por medio, el Titanic fue el 6º más mortífero. Me cuesta entender por qué es tan conocido y tan poco, por ejemplo, el caso del Doña Paz.  20 de diciembre de 1987. El “Doña Paz” navega de Tacoblan hacia Manila. Se trataba de un ferry mixto, de carga y pasaje, que había sido construido en 1963 en Japón, en el astillero Onomichi Zosen. Su nombre era, cuando se botó, Himeyuri Maru. Se trataba de un buque con capacidad teórica para 1518 pasajeros y 66 tripulantes en sus 931 metros de eslora y 13,6 metros de mang

El Leopoldina Rosa, o cuando los vascos éramos los que viajábamos en patera.

Imagen
  Muy a menudo me toca oír a analfabetos funcionales poner a parir a la gente que huye del hambre y de los conflictos de sus países de origen, olvidando que todo Europa ha sido tierra de emigrantes, y no hace tanto tiempo de ello. ¿De qué huyen los africanos que se meten en una patera en pleno siglo XXI? De guerras y hambre, principalmente. ¿De qué huíamos los vascos del siglo XIX? Pues de guerras y hambre, principalmente.  Detallemos. 1842. En el país vasco continental, eso que hoy día llamamos “Iparralde” o “país vasco-francés” se está en plena “monarquía de julio”. Ha quedado atrás (de momento) la revolución francesa, y todo lo que trajo consigo, incluidas varias guerras, el mandato de Napoleón Bonaparte... El Rey es Luis Felipe de Orleans, que con el tiempo sería el último Rey de Francia (aunque luego reinaría Napoleón III con el título de emperador). Pero más allá del boato de las monarquías y de los grandes nombres, ¿cómo vivía el pueblo? Pues lo veremos en un detalle esclar

Una mirada atrás antes de iniciar una nueva época.

Imagen
  Se dan circunstancias que me hacen mirar atrás, a mi carrera al completo. He pasado por muchos barcos a lo largo de ella, y me apetece hablar un poco de todos ellos, enumerándolos. Agárrense los machos, que viene rollo largo. El primero de ellos fue el ITXAS EDER. Barco viejo, obsoleto ya entonces. Pescaba muy poco, en parte porque el barco era un desastre, en parte porque no había un equipo humano competente. En ese barco viví algunas cosas que hoy día veo como absurdas (el armador despidiendo al patrón delante de toda la tripulación, el cocinero pegándose a hostias con el camarero, el armador discutiendo a gritos con un tripulante que había pedido el finiquito para irse y no volver). Con ese ambiente es lógico que allí hubiese demasiada gente que hacía su 1ª campaña, y la última. El que valía, se iba. Yo no era entonces un tripulante competente, pero tampoco hice una segunda campaña. Así pues, volé, y volé muy lejos. Concretamente, volé al Pacífico, a Ecuador. Allí embarqué en

El cruce del canal de Suez.

Imagen
Salimos de Vigo el lunes día 30 de enero. Barco nuevo, un macicero para la flota atunera del Índico. Algunas faltas de ajuste típicas, pero tuvimos una ruta sin grandes incidencias, con mal tiempo en Portugal pero muy bueno a partir de pasar el estrecho. Cruzamos el Mediterráneo, de punta a punta, rumbo a Egipto.  El barco al que me refiero en el texto, a medio desguazar- Miércoles   8 de febrero, llegamos a Port Said, a las 7 de la mañana; a la media hora se acerca la embarcación del práctico, pegando la bocina (que sonaba como el claxon de un Barreiros de los antiguos) de manera frenética, yo ya pensaba que algo estaba ardiendo, pero no, solamente pedían tabaco. No es chiste, el práctico aún no había embarcado y ya pedían tabaco, un cartón se llevaron los mamones de la lancha, y hasta que no apareció el capitán con el cartón, el claxon no se silenciaba. Espantoso.  Empezamos a entrar hacia el puerto, por llamarlo de alguna manera. Se trataba de un muelle cutre, con los restos de un